Nesken y Angélica son en teoría mis nuevos jefes no gays. Pero “Nesquick y Angilú” (Nesken y Angélica) son en la práctica mis nuevos amigos “gays”, atrapados en dos cuerpos heterosexuales.
La conexión que se da con la naturaleza gay, por parte de ciertas personas “straights”, es algo alucinante.
Regresando de la chamba, a bordo de un taxi con Nesken y Angélica, quedé tan maravillado con aquella revelación ante mis ojos, que perdí la noción del tiempo y del espacio. Y me pasé el paradero de bajada. Pero eso no importaba, tenía que acompañarlos hasta su destino y aprovechar la conversación.
Conversando de todo un poco, Angélica llegó a confesarme que en su empresa (una productora de eventos infantiles) había notado mayor predisposición a la sensibilidad actoral, entre las personas gays de su compañía. Mientras que Nesken, resaltaba un tema de confiabilidad. Por lo que deduje, que si bien para algunas personas de la sociedad, somos aún seres “galácticos”, pues para otros somos simplemente personas sensibles y confiables.
Dicen que para muestra basta un botón, pues en este caso yo tenía a dos. Y si las personas ebrias dicen la verdad, creo que los enamorados, influenciados bajo los rayos de una Luna Azul, desarrollan una atinada capacidad de revelación.
Luego de concluir mi plática con “Nesquick y Angilú”, tuve que retroceder 5 cuadras antes de embarcarme. Y Me quedé pensando en sus palabras. Por lo que empezaron a martillarme en la cabeza las siguientes interrogantes:
¿La confiabilidad y sensibilidad gay, nos dan un valor agregado en la rutina de las citas?...Y si tuviéramos la capacidad de conectarnos realmente con la complexión del otro… ¿Nos sería mas fácil “enganchar”?... ¿Dejamos que nuestra naturaleza fluya plenamente? ¿O nos sentimos en un túnel sin luz cuando de involucrarnos afectivamente se trata? ¿Es que el riesgo que implica abrirnos sentimentalmente, nos convierte en presas vulnerables, próximas a la “emboscada afectiva”? ¿Debemos andar por el oscuro e incierto camino de las probabilidades o iluminarnos para vernos con claridad?.
Finalmente no pude evitar preguntarme: El campo del amor… ¿Se ha convertido actualmente en un “campo minado”? Esa noche la Luna Azul iluminó por lo menos mis ideas. Pero Nesken y Angélica disfrutaron de su encanto.
La conexión que se da con la naturaleza gay, por parte de ciertas personas “straights”, es algo alucinante.
Regresando de la chamba, a bordo de un taxi con Nesken y Angélica, quedé tan maravillado con aquella revelación ante mis ojos, que perdí la noción del tiempo y del espacio. Y me pasé el paradero de bajada. Pero eso no importaba, tenía que acompañarlos hasta su destino y aprovechar la conversación.
Conversando de todo un poco, Angélica llegó a confesarme que en su empresa (una productora de eventos infantiles) había notado mayor predisposición a la sensibilidad actoral, entre las personas gays de su compañía. Mientras que Nesken, resaltaba un tema de confiabilidad. Por lo que deduje, que si bien para algunas personas de la sociedad, somos aún seres “galácticos”, pues para otros somos simplemente personas sensibles y confiables.
Dicen que para muestra basta un botón, pues en este caso yo tenía a dos. Y si las personas ebrias dicen la verdad, creo que los enamorados, influenciados bajo los rayos de una Luna Azul, desarrollan una atinada capacidad de revelación.
Luego de concluir mi plática con “Nesquick y Angilú”, tuve que retroceder 5 cuadras antes de embarcarme. Y Me quedé pensando en sus palabras. Por lo que empezaron a martillarme en la cabeza las siguientes interrogantes:
¿La confiabilidad y sensibilidad gay, nos dan un valor agregado en la rutina de las citas?...Y si tuviéramos la capacidad de conectarnos realmente con la complexión del otro… ¿Nos sería mas fácil “enganchar”?... ¿Dejamos que nuestra naturaleza fluya plenamente? ¿O nos sentimos en un túnel sin luz cuando de involucrarnos afectivamente se trata? ¿Es que el riesgo que implica abrirnos sentimentalmente, nos convierte en presas vulnerables, próximas a la “emboscada afectiva”? ¿Debemos andar por el oscuro e incierto camino de las probabilidades o iluminarnos para vernos con claridad?.
Finalmente no pude evitar preguntarme: El campo del amor… ¿Se ha convertido actualmente en un “campo minado”? Esa noche la Luna Azul iluminó por lo menos mis ideas. Pero Nesken y Angélica disfrutaron de su encanto.
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