miércoles, 17 de marzo de 2010

“JOSE, MARINA Y MI COSMOPOLITAN“

Tenía que hacerlo. Y reviví los 80. Gente linda, ambiente acogedor, buena música, deliciosos tragos, espectacular pantalla de videos musicales, servicios ultramodernos, shows hiper hots y diseño arquitectónico fantástico. Y estaban allí, para avalar esto último dicho, mis nuevos amigos no gays, los arquitectos: José y Marina.

Todo fue muy casual en el “LOLAS BAR”. El nuevo y exclusivo bar gay de la ciudad. Aguardaba la preparación de mi cosmopolitan. Me encontraba cansado, pues ese sábado había estado despierto desde temprano. Se hallaba una silla vacía cercana a mi, fielmente resguardada, por la que sería, luego de algunos tragos mi nueva amiga “straight”: “La Arquitecta”; quien también estaba esperando, no a una bebida, sino a su novio. Mi nuevo amigo “straight”: “El Arquitecto”
Deliciosos, amenos y divertidos. Hicimos empatìa al instante. Era su primera visita al local y, debo confesarlo, la mía también. Aun que yo me encontraba en una posición estratégica. Era gay.
Fue un encuentro amical espontáneo, casual y sincero; o por lo menos así lo capté. Y lo que mejor me hizo sentir esa noche, fue el desbordante halago que recibí, por parte de mis amigos no gays, debido a mi orientación sexual. Solo tenían palabras de encanto por la naturaleza gay, las cuales sonaban como música celestial a mis oídos…” A ver… mmm... los mejores arquitectos son gays, los mejores diseñadores son gays, los mejores conductores de programas son gays, los mejores maquilladores son gays, los mejores creativos son gays, bla, bla, bla…y ¡Maldición! ¿Por qué cuernos no somos gays? “... ¡Ja! Me habría sacado la lotería con este último comentario. Por tanta admiración a la “cultura rosa”, no pude evitar preguntarme:

¿Están las generaciones actuales, mas sensibles al tema gay? ¿O será simplemente un remake del trillado discurso de los derechos humanos?...y si los hombres y mujeres heterosexuales son capaces de reconocer nuestras fortalezas… ¿por qué seguimos algunos gays sintiéndonos inferiores? Una vez oí decir que, la autoestima, era como el espejo retrovisor de los autos. Es decir te enfoca a ver lo que atrás quedó…y si tenemos la facultad de mirar hacia atrás, pensando entonces con cierta lógica elemental… ¿No podríamos desarrollar la capacidad de mirar hacía adelante? ¿Por qué “flagelarnos emocionalmente” muchas veces por un pasado culposo, cuando mas bien un futuro gozoso nos espera “a la vuelta de la esquina”? Con la actual liberación sexual, y la autosuficiencia gay… ¿Acaso solo nuestros amigos heterosexuales son capaces de hacernos sentir valorados? Finalmente me pregunte: ¿Para “liberarnos del pasado” debemos seguir en el nuevo “closet del futuro”?.

Disfruté mucho aquel sábado. Con mis fantásticos amigos no gays. Y tal como se los anuncié; a las 3 de la mañana, cupido hizo de las suyas.

jueves, 11 de marzo de 2010

“SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO”

Uno de los problemas de vivir en una gran ciudad como Lima, es tener que elegir a mitad de semana como divertirte por la noche. Hay decenas de lugares para escoger: están los cafés, restaurantes, cines, bares, night clubes, saunas, teatros, discotecas, galerías, exposiciones, museos, conferencias, etc., etc., etc. Y entrando a Internet esta la invitación a integrar un Taller de Teatro Gay. Así es que me inscribí.

Se trataba de un grupo de talentosos chicos, que se reunían todos los martes; con el propósito de prepararse para escenificar una obra frente a un público. El taller se llevaba a cabo, dicho sea de paso, en uno de los distritos que alberga la mayor agenda cultural de la ciudad. Y estaba acertadamente conducido por un integrante del grupo “Cuatro Tablas”, que junto a “Yuyachkani”, conforman las dos agrupaciones con mayor arraigo en el medio teatral.

El pretexto era presentar, luego de algunos meses, la versión gay del clásico de Shakespeare. La comedia dramática: “Sueño de una noche de verano”.

Era interesante ver como, en medio de una sala de ensayos, jóvenes gays, con un futuro promisorio en las tablas; pugnaban por ser reinas, hadas, duendes y amantes. Personajes estos de la magistral pluma del dramaturgo inglés. Al ver a tanta gente fantasear en el limbo de la ficción, no pude evitar preguntarme:

¿A cuántos de nosotros nos gusta teatralizar nuestra vida?...¿Y si la fantasía e ilusión que experimentamos, al querer convertirnos en el personaje soñado, no sea mas que escapismo psíquico gay?, ¿Se dice que para vivir intensamente un amor es necesario vivenciarlo con romance y buen sexo?...entonces…¿Por qué proyectamos nuestra vida afectiva como si fuera un cuadro extraído de una película de cine?...Siempre deseamos la suerte de la heroína de la película de amor que nos gustó. Quien termina al final de la historia, felizmente unida al galán. Y si este deseo es reprimido pensamos que la vida así no vale la pena vivirla…Finalmente me cuestioné… ¿Necesitamos los gays teatralizar para sentirnos vivos?

Ese martes conocí al elenco, y a su regio director. Y yo personificaría a Helena. Y tendría a Lisandro y a Demetrio muriendo de amor por mi. Gracias al encantamiento de un duende. Pero como diría Calderón de la Barca: “La vida es sueño y los sueños, sueños son”.