viernes, 14 de mayo de 2010

LOCO AMOR

Fabi era un chico que conocí en MHOL (movimiento homosexual de lima). Un sábado en el que fui a visitar a mis amigos, antes de mi cita con “la gran ciudad”. El era lindo, locuaz, extrovertido y alegre. Pero tenía una particularidad: sufría de ansiedad compulsiva y carencia de atención.

Salimos como en tres ocasiones. Y siempre era lo mismo. Reiteradas llamadas. Insistencias mañana, tarde, noche y madrugada. Su objetivo: hablar conmigo y confirmar una y otra vez lo ya re confirmado.

Debía estar saltando en una pie, por tanta atención hacia mi personan; pues el susodicho se gastaba casi la mitad de su sueldo, en llamadas telefónicas a mi móvil para que lo escuchase. Y sin embargo yo no lo estaba. Me sentía saturado. Pensaba que no era capaz de brindar confianza y seguridad a las personas y me pregunte, quien era responsable de ello ¿el o yo?

Luego un buen día me dije:…” He oído por tres días a Fabi, lo justo es que ahora el me escuche. Siquiera por tres minutos”…

Parece ser que esto último a mi amigo no le gustó. Por lo que no pude dejar de preguntarme: ¿Qué produce mayores dividendos afectivos en una relación? ¿Escuchar o ser escuchado? ¿Debemos ser psicólogos de nuestras parejas?....y si el tener a una persona tan cerca pendiente de uno, en vez de darnos tranquilidad nos produce “estados alterados”… ¿debemos esperar a alguien no “tan disponible” para quererlo?...y si el “tire y afloja” en una relación sea el termómetro para medir nuestro interés afectivo, o si las relaciones en donde todo es amor y paz nos sorprendiesen…¿estaríamos preparados para soportar la presión de esta “comedia dramática” en nuestras vidas y ser felices por siempre? Finalmente me dije: cuando se trata de relaciones ¿necesitamos el “drama” para funcionar?

Fabi y yo nos distanciamos. Y me gustaba su locuacidad. Aunque a veces es linda una conversación.

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