Una de las cosas que te sucede a los 42 es que te vuelves más selectivo. Y aprendes a manejar tus impulsos más que ellos a ti. Recuerdo que la primera disco gay que visité fue el genial “STUDIO ONE”. Decoración muy de los 80, pista de baile como en la película fiebre de sábado por la noche. Chicos lindos, pulcros y súper bien “producidos”. Era la ciudad en su apogeo étnico. Sin ninguna o tal vez muy poca invasión extraterrestre de algún cerro o cono. Quedaba en el siempre maravilloso distrito de Miraflores. En ese entonces convertido en La Meca Gay del país.
Mi existencia vio pasar los años. Y obviamente fui perfeccionando mi estilo. Pues por mas que tus raíces sean 100 % citadinas la moda avanza inexorablemente.
Recuerdo en ese entonces que los locales para gays tenían solamente 3 servicios en su interior: pista de baile, barra y servicios higiénicos. No existían las cabinas individuales donde se proyectaban videos porno, ni siquiera las había públicas. Y los famosos cuartos oscuros, eran algo impensable.
De hecho esto tenía sus pro para algunos y sus contra para otros. Los gays estábamos obligados a hacer una mayor inversión de esfuerzo si queríamos tener sexo con alguien. Primero era hacer el contacto visual, el acercamiento, la presentación, que al inicio era muy sutil: ¿que hora tienes? o la clásica pregunta: ¿tienes fuego? Definitivamente eran tiempos de mayor encanto.
Los jóvenes de hoy en día lo primero que te preguntan a penas se te acercan es: ¿eres activo, pasivo o moderno? ¿CUAC? Pero lo más terrible de todo esto es ver como va mutando, con el transcurso de los años la expresión afectiva gay.
De una sutil y hasta clásica forma de encarar el sexo, pasando por la liberación sexual y llegando incluso hasta el libertinaje genital: ¿eres pasivo complaciente o heteroflexible? ¡OH POR DIOS! Y yo que me creía “open” La verdad que los tiempos han cambiado. Y mucho. Para bien o para mal. Del STUDIO ONE al STUDIO 5.
Y entonces no pude dejar de preguntarme
¿Qué vendrá luego del Studio 5: El Studio 6, 7, 8, 9, 10, etc.? ¿Iremos creciendo en cantidad más que en calidad? ¿Cuáles serán las próximas preguntas en la intimidad?... ¿pueden entrar por tu culo mis amigos que están en la puerta? …¿seguirá existiendo la intimidad o se acabara del todo? ¿Quedaremos expuestos por siempre? ¿Ya no usaremos más ropa sobre el cuerpo? ¿Seguiremos pagando para entrar a una disco? ¿O bastará con enseñar el pene en la puerta de ingreso?
¿Y que pasa con los que no se han circuncidado?... ¿serán re enviados a la casa de “cartucheras con cierre malogrado”? Finalmente no pude dejar de preguntarme:…con todos estos espacios ganados por el activismo en defensa de nuestros derechos humanos…
¿Vamos camino a la igualdad absoluta o a la decadencia total?
No lo se. Pero mi viejo trasero prefiere seguir escuchando a Madonna.
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